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Asistencia Primaria en caso de Emergencia por Riesgo de Suicidio

 

Cómo detectar una emergencia

 

En nuestra página Brindar Asistencia Primaria a Personas en Crisis con Posibles Pensamientos Suicidas nos referimos a un caso particular en la asistencia al que denominamos “emergencia”. También dijimos que consideramos que hay una emergencia en la asistencia comunitaria a personas en crisis cuando la vida o la integridad física del afectado o de un tercero están en peligro, ya sea porque haya un intento de suicidio en curso, porque se evidencie una clara intención suicida o por otra causa. 

 

En muchos casos la emergencia resulta evidente por sí misma, pero también es cierto que quienes padecen pensamientos suicidas, incluso quienes tienen una intencionalidad fuerte, suelen disimular su estado por vergüenza o para no preocupar a sus seres queridos, por  lo que detectar una emergencia en relación a la conducta suicida muchas veces no es fácil y los posibles indicios suelen no ser ni unívocos ni claros. Por eso insistimos en la necesidad de sostener la presencia y de ejercer la escucha activa en forma amplia y con todos nuestros seres queridos o relaciones cercanas. Solo mediante la presencia y la escucha podemos observar situaciones que de otro modo, seguramente, pasaríamos por alto. Ver también: Brindar Asistencia Primaria a Personas en Crisis con Posibles Pensamientos Suicidas.

 

Cómo actuar en caso de emergencia

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Antes dijimos que el objetivo de la asistencia a una persona en crisis con posibles pensamientos suicidas no es coaccionar o convencer al afectado para que siga determinado curso de acción sino movilizar sus propios recursos para que participe activamente en su recuperación y en el mejoramiento de su situación. Cuando se detecta una emergencia en relación a la conducta suicida esa lógica cambia en función de un objetivo mayor y más urgente que es el de preservar la vida y la integridad física del afectado o de otras personas. Por este motivo las acciones recomendadas son mucho más directivas que las que se seguirían en una asistencia cuando no hay un peligro inmediato:

 

1-Mantener la calma

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La primera recomendación para asistir a una persona en una emergencia en relación a la conducta suicida es mantener la calma. Sabemos que esto no siempre es fácil, pero es necesario ya que la efectividad de todas las demás acciones que se emprendan dependerá en gran medida de que podamos permanecer calmados y mostrar una actitud de genuina preocupación pero tranquila al afectado. 

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2-Despejar la zona

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La Emergencia con riesgo de suicidio puede ocurrir frente a una o a muchas personas, por ejemplo en medio de una reunión familiar o de una clase. Esta última situación no es la ideal por dos motivos: 

  1. Las personas presentes podrían entrometerse y obstaculizar la asistencia, o al menos inhibir al afectado para que pueda hablar con más libertad.

  2. Entre los presentes podría haber personas vulnerables que resulten profundamente afectadas por lo que podría ocurrir.

Por ambos motivos es importante que la asistencia sea realizada por una sola persona, o al menos por un grupo muy chico, preferentemente conocedores de cómo actuar en emergencias con riesgo de suicidio. Para ellos será necesario o bien trasladar al afectado a un lugar con más privacidad o, si esto no es posible, pedirle al resto de los presentes que se retiren.

 

3-Bloquear o impedir cualquier conducta suicida en curso o inminente

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Como dijimos, el objetivo prioritario en una emergencia es preservar la vida y la integridad física del afectado. Este objetivo debe entenderse como prioritario, incluso frente a cualquier compromiso previo, norma de buenos modales o argumento en defensa de la libertad individual. Ya habrá tiempo para discutir todo eso siempre y cuando logremos salvar la vida del afectado. Si se presenta una oportunidad limpia para actuar interrumpiendo un suicidio en curso o bloqueando una intención clara de cometer suicidio, hay que actuar. Los únicos límites son: cuidar de no precipitar el acto suicida y preservar la propia integridad. Es bastante frecuente que por intentar detener un suicidio se lo precipite, incluso con riesgo para quien intentaba detenerlo. Por eso decimos que la oportunidad debe ser limpia y clara. Cuando esta oportunidad no se da, o cuando el riesgo no resulta inminente, el recurso inmediato es la palabra.

 

4-Buscar ayuda externa

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Cuando una persona atenta contra su propia vida o amenaza seriamente con hacerlo nos habilita para buscar ayuda externa, incluso sin su consentimiento, pero siempre es bueno acordar con el afectado las acciones a tomar o al menos darle aviso previo para no generar un enojo que pudiera precipitar el acto suicida. Este "acuerdo" con la persona en situación de crisis en algunos casos es rápido y sencillo, especialmente cuando existe familiaridad previa, pero en otros puede requerir el paso intermedio de ganar su confianza. Cuando esto es necesario la escucha activa es la mejor herramienta. Debemos preguntarle sobre su situación, sus sentimientos y las circunstancias que lo llevaron a tal estado, evitando contradecirlo, criticarlo o darle consejos, validando sus sentimientos y valorando sus fortalezas. (Ver La Escucha Activa en la Prevención del Suicidio) Emergencia no significa apuro, en muchos casos el tiempo transcurrido juega a favor (excepto cuando hubo una ingesta previa de pastillas, una hemorragia o cualquier otra situación de riesgo creciente). Cuando sentimos que hemos ganado razonablemente la confianza del afectado y este entiende la necesidad de la ayuda externa o bien evaluamos que el riesgo de vida es creciente por alguna de las circunstancias mencionadas, es momento de llamar a un sistema de emergencia o trasladar al afectado a donde le puedan brindar ayuda médica. En nuestra página Ayuda por Crisis Emocional o Emergencia indicamos algunas opciones sobre dónde solicitar ayuda externa.

 

5-Brindar acompañamiento durante la crisis

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Es importante que quien transita una crisis emocional con riesgo inminente de suicidio se encuentre acompañado y se sienta escuchado y contenido durante todo el tiempo que dure la crisis. Para ello debemos brindarle nuestra presencia y nuestra escucha, al menos hasta que llegue la ayuda externa o hasta que el afectado deponga su intención suicida por sí mismo y dé muestras claras de su cambio de actitud. Para esta etapa resulta muy útil conocer las Habilidades de la Escucha Activa.

 

6-Brindar acompañamiento después de la crisis

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El hecho de que intervenga un servicio de salud no significa que las tareas de prevención comunitaria del suicidio hayan terminado, por el contrario, la situación de emergencia suele ser solo el comienzo de un largo camino de recuperación en el que la presencia, la escucha y la contención de seres queridos es tan importante como en la emergencia. Ver Asistencia a personas en crisis con posibles Pensamientos Suicidas. No debemos olvidar que el haber sufrido un intento de suicidio, o el haber tenido firmes intenciones de cometerlo, aumenta el riesgo de reincidencia especialmente durante los primeros meses.

 

7-Cuidar al que cuida

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El momento de la emergencia es, definitivamente, del afectado. Todas las necesidades emocionales de quien asiste deben postergarse en virtud de dirigir toda la atención y todos los recursos a quien necesita ayuda urgente. Pero no debemos olvidar que quien asiste a una persona en una emergencia por riesgo de suicidio o quien acompaña durante su recuperación a una persona con pensamientos suicidas está también sometido a emociones intensas que, en algún momento, deberán ser atendidas. En ambos casos se recomienda no cargar con este peso en soledad, es decir, recurrir a otros familiares, amigos o personas cercanas que puedan colaborar en la tarea, o al menos apoyar desde la escucha brindando asistencia al que asiste. Y, además, buscar apoyo profesional cuando se lo considere necesario.

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