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Dinámicas Grupales en Grupos de Ayuda Mutua

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Un grupo de ayuda mutua es un grupo operativo según la definición de Pichon Rivière ya que, netamente, está centrado en una tarea que le da sentido y razón de ser. El objetivo de todo grupo de ayuda mutua (la tarea) es el empoderamiento de sus participantes. Se supone que el apoyo y la contención que brinda el grupo moviliza los recursos propios de cada participante para que operen mejoras en su vida, tanto en el plano emocional (sentirse mejor) como en el plano material (lograr objetivos) y en el plano social (mejorar las relaciones). Habiendo establecido esto cabría preguntarse cuáles son las actividades grupales que podrían ayudar a cumplir el objetivo propuesto, pero antes, y para evitar confusiones, debemos hacer una distinción entre la terapia y lo terapéutico.

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La terapia y lo terapéutico

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Según el sitio Luria psicología, la terapia es “el proceso mediante el cual se aplica un método, unas técnicas y unos procedimientos validados por la comunidad científica y profesional”. Y agrega que “delimita el problema o los problemas, los identifica, los analiza y nos permite diseñar un plan de intervención adecuado a cada caso”. Ninguna de estas condiciones se cumplen en los grupos de ayuda mutua. No son grupos dirigidos por profesionales, ni tienen validación científica, ni pretenden brindar soluciones “a medida”. Tampoco deben confundirse con la terapia de grupo que sí cumple con estas condiciones. Los grupos de ayuda mutua están formados por personas corrientes afectadas por un problema común que las empareja y acerca, y se reúnen solo para intentar brindarse escucha, contención y acompañamiento mutuamente.

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Dicho esto, tampoco debe descartarse su valor terapéutico al menos para algunas personas. El mismo sitio se refiere a lo terapéutico diciendo: “Muchas de las actividades que hacemos o podemos hacer, a veces o casi siempre tienen gran valor terapéutico, es decir, nos relajan, nos orientan, nos acompañan, etc. Por ejemplo: Reír, escuchar música, bailar, jugar, viajar, charlar, hacer confidencias, amar, crear, trabajar, cuidar a otros, escribir, leer.” Entendemos que participar en grupos de ayuda estaría incluido entre estas actividades “terapéuticas”, al menos desde la experiencia de millones de personas que siguen asistiendo a este tipo de grupos para mejorar sus vidas.

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La terapia y lo terapéutico no son conceptos contrapuestos sino complementarios. Una buena terapia debería promover actividades terapéuticas y las actividades terapéuticas por sí solas suelen no ser efectivas frente a problemas emocionales graves. Por eso, no nos cansaremos de aclarar que los grupos de ayuda mutua no son ni pueden reemplazar a una terapia guiada por un profesional pero sí la pueden complementar y ayudar a muchas personas a mejorar sus vidas.

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Actividades terapéuticas en la dinámica de grupos de ayuda mutua


Como aclaramos antes, la ayuda mutua no es un procedimiento científicamente validado. Lo que sigue son solo prácticas frecuentes en grupos de ayuda mutua que resultaron beneficiosos para muchas personas según sus propios testimonios.

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Contar:

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Muchos participantes dicen que contar lo que les pasa y lo que sienten les hace bien. De hecho, esta necesidad de compartir experiencias y sentimientos es el principal motivo por el que muchos participantes se acercan a los grupos de ayuda mutua. Hablar sobre temas sensibles en ambientes hospitalarios donde los participantes tienen la seguridad de que no van a ser juzgados y donde muy probablemente encuentren comprensión y contención emocional resulta terapéutico para muchas personas. Algunos cuentan cosas que aún no se animan a contar en terapia o bien, contando lo mismo, dicen que la experiencia de hacerlo frente a pares que atravesaron situaciones similares es diferente. Las habilidades en la escucha activa del coordinador y de los compañeros son de gran ayuda para que el participante se anime a contar más y con más profundidad sintiéndose bien al hacerlo.

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Escuchar:

 

Si bien contar sirve para desahogarse y validar los propios sentimientos, es escuchando como generamos sentido de pertenencia y podemos poner en perspectiva nuestros propios problemas. Escuchando descubrimos que no estamos solos y dejamos de sentir que las cosas que nos pasan y lo que sentimos nos pasa o lo sentimos solamente nosotros. Además solo escuchando podemos aprender a hacerlo y entrenar nuestras habilidades en la escucha activa que seguramente serán útiles en otros ámbitos y con otras relaciones.

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Compartir experiencias similares:

 

Contando y escuchando descubrimos que las experiencias y los sentimientos humanos, más allá de los matices personales, no son tan diferentes. Esto es mucho más evidente cuando frente a un tema específico, como puede  ser la culpa, la frustración o la falta de autoestima, por citar algunos ejemplos, varios participantes tienen la oportunidad de contar sus experiencias al respecto. Este ejercicio compartido nos permite reflexionar con más profundidad y desde una perspectiva más amplia sobre nuestros propios problemas.

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Brindar apoyo y contención:

 

En la esencia de los grupos de ayuda mutua está el concepto de que los participantes no solo acuden al grupo en busca de ayuda sino que están dispuestos a brindarla. De hecho, con su sola presencia y disposición para la escucha lo están haciendo. Adicionalmente también puede valorar las fortalezas de otros participantes, validar sus sentimientos, apoyar sus decisiones, ayudarlos a reflexionar sobre sus problemas y acompañarlos en el proceso, entre otras acciones positivas. Pero lo más sorprendente es que cuando el participante nota que su presencia es importante para el grupo y para otros participantes suele mejorar su autoestima y movilizar sus recursos para generar mejoras en su propia vida.

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Los límites del grupo de ayuda mutua


Así como todo lo expuesto hasta aquí está basado en experiencias de participantes, también es cierto que algunas personas, después de participar en una o dos reuniones en grupos de ayuda mutua dicen que no es para ellas, que escuchar problemas ajenos las deprime o las angustia demasiado y que prefieren lidiar con sus propios problemas de otro modo. Estas opiniones también son respetables, y esto marca otra diferencia entre la terapia y lo terapéutico. La terapia está guiada por un profesional y en principio debería adaptarse a cada paciente, lo terapéutico no suele serlo para todos. Así como no a todos nos hace bien bailar o dedicarnos a la jardinería, tal vez los grupos de ayuda mutua tampoco sean para todos. Tampoco, por su propia naturaleza grupal, podrían adaptarse a cada participante. En última instancia cada persona es libre de elegir qué recursos terapéuticos le hacen bien de acuerdo a sus propios gustos y personalidad.

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Ver también:

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Ayuda Mutua y Asistencialismo

​

La Ayuda Mutua en la Prevención del Suicidio

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Sumate al Voluntariado

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Grupos Gratuitos de Ayuda Mutua para personas afectadas por el drama del Suicidio

​

Hablemos de Suicidio ONG

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