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Dirigir la Entrevista en la Escucha Activa

 

Guía para participantes en grupos de ayuda mutua por temas relacionados con el suicidio

 

En nuestra página La Pregunta como principal herramienta en la Escucha Activa hablamos de cómo las preguntas pueden usarse para dirigir la entrevista durante la escucha activa. Aquí planteamos una cuestión previa: ¿Quién debe dirigir la entrevista en una escucha sobre temas delicados y muchas veces dolorosos como aquellos que se relacionan con el pensamiento suicida?, ¿el que necesita ser escuchado en un espacio donde pueda contar lo que le pasa y lo que siente o el que intenta brindarle ese espacio? La mejor respuesta que encontramos es: ambos. 

 

Quien habla sobre un problema personal en relación al suicidio conoce mejor que nadie su problema, sabe que le duele y dónde le duele, sabe que aspectos de su problema le preocupan más que otros, lo mejor que podemos hacer por él es dejarlo que se exprese brindándole una escucha atenta y empática que le haga sentir que realmente nos importa él o ella y lo que le está pasando. Sin embargo, las personas que hablan sobre temas personales no pueden ser objetivas respecto de su propia situación. Nadie puede serlo. Suelen dar por sobreentendidas cuestiones que no se explicaron claramente o que no se mencionaron en absoluto y suelen evitar o tratar muy superficialmente algunos temas por el dolor que le producen. La esencia de la escucha activa consiste justamente en intervenir activamente para poder escuchar mucho más de lo que nuestro interlocutor hubiera dicho sin estas intervenciones. 

 

¿Dirigir o interrumpir? 

 

La idea de que quien escucha debe participar activamente en el direccionamiento de la entrevista puede parecer contraria a la recomendación de no interrumpir, y en algunos casos podría serlo. Todo es cuestión de tiempo y oportunidad. Al comienzo de la entrevista suele ser útil a los fines de la escucha que quien cuenta su historia o su situación lo haga en completa libertad y sin ningún direccionamiento externo. Cuando quien escucha ya tiene una perspectiva general de la situación puede ser el momento de hacer algunas preguntas sobre los aspectos ambiguos o  que no se mencionaron en el discurso. Sin embargo, aún llegado este momento, las preguntas deben respetar los tiempos de nuestro interlocutor para no interrumpirlo. La interrupción, que es otra forma de dirigir la entrevista, solo se justifica cuando nuestro interlocutor se muestra muy verborrágico repitiendo continuamente la misma información. En estos casos es bueno aclarar que eso ya lo entendimos o ya fue dicho y continuar con otra pregunta.

 

Otras herramientas útiles para dirigir una entrevista

 

La pregunta, como se mencionó en La Pregunta como principal herramienta en la Escucha Activa, es la principal herramienta para dirigir la entrevista aclarando dudas, profundizando aspectos poco claros o cambiando de tema cuando fuera necesario. También en el apartado anterior mencionamos que la interrupción puede ser de utilidad en algunos casos, siempre que el diálogo se restablezca rápidamente con una pregunta. Otros recursos útiles para dirigir la entrevista como parafrasear, resumir o confrontar se tratarán con más detalle  en Pensar con el otro en la Escucha Activa. Y otros más como valorar y validar en Sentir con el otro en la Escucha Activa.

 

El arte de dirigir una entrevista en la Escucha Activa

 

Una buena escucha depende en gran medida de cómo se dirige la entrevista. Los buenos entrevistadores lo saben. Cuando se respetan los tiempos del entrevistado y se lo lleva a los temas importantes en los momentos adecuados y con palabras amables, el otro se siente más escuchado y nos cuenta más sobre su situación. Sin embargo, no hay reglas muy claras para lograr esto: es cuestión de escuchar, no solo lo que se dice sino también lo que no se dice y los estados emocionales del entrevistado. Solo podemos dar algunas recomendaciones:

 

Mantener la ilación

 

Para que las preguntas se escuchen como invitaciones a continuar hablando y no como interrupciones, y para que la entrevista en conjunto tenga el clima de una charla amena y no parezca una encuesta o un interrogatorio, es bueno que las preguntas y los comentarios que se hagan guarden relación con lo que se está diciendo. Por ejemplo: si el entrevistado nos dice: “Anoche no aguanté más, junté mis cosas y me fui de casa”, sería inoportuno preguntarle por su infancia o por su carrera profesional, debemos seguir preguntando por la situación que nos está relatando. Por ejemplo: “¿Qué fue lo que ya no pudiste aguantar? Aún cuando creyéramos necesario cambiar de tema, el cambio debe ser escalonado para que no genere la impresión de que no nos interesa lo que nos cuenta. En el ejemplo anterior hubo un pequeño cambio de tema, de la decisión de irse de casa se pasó a las causas de esa decisión. Así, con pequeños saltos podemos recorrer todos los temas sin perder nunca la ilación.

 

No preguntar sobre lo que ya se dijo

 

En nuestra página Prestar Atención en la Escucha Activa nos referimos a las dos facetas de la acción de prestar atención: por un lado entender mejor lo que se nos dice y por el otro lograr que el otro se sienta escuchado. Cuando en cambio, no se presta atención, esos dos objetivos se debilitan simultáneamente. Perdemos partes del discurso y, además , cometemos pequeños errores que el otro identifica rápidamente como falta de atención. 

 

Las preguntas específicas sobre temas que ya se aclararon es uno de estos errores. Por ejemplo preguntar: ¿Y qué opina tu esposa?, cuando nuestro interlocutor ya nos había aclarado que es soltero. Por supuesto que no es bueno cometer estos errores, pero no somos perfectos y pueden ocurrir, incluso cuando ponemos nuestro mayor empeño en prestar atención. Cuando sucede es suficiente pedir disculpas por el olvido o la confusión y seguir adelante con la escucha. 

 

Hay ocasiones, sin embargo, en qué preguntar sobre lo que ya se dijo se vuelve necesario, por ejemplo cuando una nueva información le suma relevancia a algo que ya se trató o, por el contrario, parece contradecir lo antes dicho. En este caso es bueno hacer una referencia a lo que se dijo junto a la pregunta o dentro de ella para que volver al tema no cause la sensación de falta de escucha. Si en el ejemplo anterior es el mismo interlocutor quién menciona a su esposa diciendo: “Sé que mi esposa no está de acuerdo”, entonces cabe preguntar: “¿Vos no dijiste que eras soltero?”. 

 

Dirigir hacia lo oscuro

 

Cuando uno dirige una entrevista trata de llevar la conversación hacia los temas verdaderamente relevantes. El problema es que nunca sabemos a ciencia cierta cuáles son esos temas. Un indicio que muchas veces funciona es seguir los huecos del discurso, eso que no se dice, que se dice a la ligera, que se oculta con metáforas o eufemismos o directamente se saltea con frases como: “De esto prefiero no hablar”. 

 

Está claro que no resulta fácil para el entrevistador hacer que el entrevistado hable de lo que no quiere hablar, y muy probablemente también resulte difícil para el entrevistado hablar sobre esos temas. Pero, justamente, el objetivo de la escucha activa, especialmente cuando se emplea para entrevistar a personas que atravesaron o están atravesando situaciones traumáticas en relación al suicidio, es abrir un espacio para que se puedan hablar de esos temas tan difíciles.

 

Abordar los temas oscuros es un trabajo que requiere paciencia. Muchas veces es necesario cambiar a un tema más liviano para tranquilizarnos y luego volver al tema difícil desde otra arista.

 

Dirigir hacia el dolor

 

Otro indicio sobre cuáles son los temas en los que más deberíamos profundizar es en aquellos que producen dolor. Hablar de temas dolorosos es incómodo tanto para el entrevistado como para el entrevistador. Muchas veces, es el entrevistador el que evade esos temas para que la angustia del entrevistado no lo invada. Sin embargo, compartir estas situaciones dolorosas es importante para poder elaborarlas. En nuestra página Sentir con el otro en la Escucha Activa nos referimos en más detalle al abordaje de estas situaciones. Lo que no podemos hacer es evitarlas, porque si lo hacemos todos los beneficios emocionales de la escucha quedarían muy disminuidos.

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