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Conocer y Mitigar los Factores de Riesgo de la Conducta Suicida 

 

Un factor de riesgo de la conducta suicida es cualquier situación o circunstancia que aumente el riesgo de que una persona incurra en conductas suicidas. Para entender el significado y el alcance de los factores de riesgo hay que tener en cuenta dos cuestiones básicas:

 

  1. Los factores de riesgo no son condenatorios: Que una persona tenga uno o varios factores de riesgo no implica que vaya a incurrir en conductas suicidas. Por eso hablamos de “factores de riesgo” y no de “causas”. La conducta suicida no responde al paradigma de causa y efecto, la prueba viviente de esto son los millones de personas que han transitado situaciones que con frecuencia se mencionan como “causas del suicidio”, como separaciones, duelos o quebrantos económicos, sin ni siquiera pensar en el suicidio. El concepto de factor de riesgo se adapta mejor a los hechos observados porque no indica causalidad sino simplemente mayor probabilidad o riesgo de que se incurra en una conducta suicida.

  2. La ausencia de factores de riesgo no es un salvoconducto: Aunque ciertamente los factores de riesgo indican una mayor probabilidad de que ocurra una conducta suicida, debemos asumir, como principio básico de la prevención del suicidio, que no hay personas que estén completamente a salvo. La vida nos plantea situaciones muy cambiantes y los seres humanos somos demasiado impredecibles como para saber a ciencia cierta cómo reaccionará una determinada persona frente a eventos dolorosos o traumáticos. Aunque los factores de riesgo pueden orientarnos hacia donde dirigir la atención, las tareas de prevención del suicidio deberían alcanzar a toda la población.

 

Dicho esto cabe preguntarse: ¿para qué sirve conocer los factores de riesgo de la conducta suicida? Como indicamos antes, a nivel público sirven para orientar las tareas de prevención del suicidio hacia las poblaciones que están sometidas a un mayor riesgo y atendiendo los factores específicos que lo originan; y a nivel comunitario, para ayudar a identificar a aquellas personas que requieren ayuda específica a fin de prevenir posibles conductas suicidas. 

 

Cuando hablamos de prevención primaria de la conducta suicida en nuestra página de Factores Protectores de la Conducta Suicida, dijimos que uno de sus objetivos es mitigar los factores de riesgo. Nótese que hablamos de “mitigar” y no de “eliminar” porque esto en casi todos los casos no es posible. Si alguien sufrió eventos traumáticos en su niñez, o es muy impulsivo o sufre depresión, es poco o nada lo que se puede hacer desde la comunidad para eliminar esos factores de riesgo. Pero, cuando se detecta esta situación, por ejemplo en la escuela, en la familia o en el trabajo, podemos prestar mayor atención a fin de brindarle los recursos que necesita para reducir el riesgo de que incurra en una conducta suicida. Ver también Asistencia Primaria a Personas en Crisis o con posibles Pensamientos Suicidas.

 

¿Cuáles son los factores de riesgo de la conducta suicida?

 

El listado puede cambiar de acuerdo a la fuente, pero tomando como base documentos de la Organización Mundial de la Salud serían los siguientes:

 

Patrones familiares y eventos negativos durante la niñez

  • Eventos traumáticos durante la niñez

  • Psicopatología, abuso de alcohol y sustancias, o comportamientos antisociales en la familia.

  • Antecedentes familiares de suicidios e intentos de suicidio.

  • Familia violenta y abusiva (incluyendo abusos físicos y sexuales del niño).

  • Escaso cuidado o comunicación en la familia.

  • Peleas frecuentes en la familia.

  • Divorcio, separación o muerte de los padres o cuidadores.

  • Mudanzas frecuentes.

  • Expectativas demasiado altas o demasiado bajas.

  • Padres o cuidadores con autoridad excesiva o inadecuada;

  • Falta de tiempo de los padres o un ambiente emocional negativo con rasgos de rechazo.

  • Conflictos por adopción no resueltos.

 

Estilo cognitivo y personalidad

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  • Humor inestable, enojo o agresividad.

  • Comportamiento antisocial.

  • Pensamiento fantasioso.

  • Elevada impulsividad.

  • Rigidez del pensamiento.

  • Escasa habilidad para solucionar problemas.

  • Fantasías de grandeza alternadas con sentimientos de desvalorización.

  • Baja tolerancia a la frustración.

  • Ansiedad excesiva. 

  • Incertidumbre con relación a la identidad de género u orientación sexual.

 

Trastornos psiquiátricos

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  • Depresión

  • Comportamiento antisocial.

  • Trastornos de ansiedad

  • Abuso de alcohol o drogas

  • Trastornos alimentarios

  • Trastornos psicóticos

  • Intentos previos de suicidio

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