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Tabaquismo y suicidio


El 31 de mayo se conmemora el día Mundial sin Tabaco con el objeto de generar conciencia sobre los efectos negativos del hábito de fumar sobre la salud y la esperanza de vida de fumadores activos y pasivos. De hecho, el tabaco es responsable de 8 millones de muertes anuales en todo el mundo (48.000 sólo en Argentina). Sin embargo, podríamos preguntarnos por qué la prevención de los efectos negativos del cigarrillo es de interés en un blog de prevención del suicidio. Tabaquismo y suicidio se relacionan de varias formas.


Por empezar, varios estudios indican que existe una correlación directa entre la conducta suicida y el hábito de fumar. Es decir, los fumadores, además de los riesgos de enfermedades potencialmente mortales a las que se exponen, también están sujetos a un mayor riesgo de cometer suicidio... o tal vez, las personas con tendencias suicidas tienen mayor riesgo de incurrir en el hábito de fumar. La relación causal entre ambas circunstancias aún no está suficientemente estudiada, pero es posible que sea una interacción de ida y vuelta.


Mas allá de esto, el vínculo entre el suicidio y el tabaco podría ser aún más directo. Después de décadas de concientización sobre los peligros del cigarrillo para la salud y la vida, podría inferirse que todos los fumadores, o al menos una gran parte de ellos, son conscientes de que su esperanza de vida se verá reducida debido a su hábito de fumar. En función de esto, el acto de fumar cumpliría con el criterio para ser considerado un parasuicidio. Es decir, una conducta auto-lesiva con independencia de su intencionalidad o letalidad. Pero además, el hábito de fumar sería el parasuicidio más letal que existe, ya que ninguna otra conducta humana voluntaria lleva a la muerte a 8 millones de personas cada año.


Sin embargo, la relación entre el consumo de tabaco y el suicidio no termina ahí. Al igual que el pensamiento suicida, el hábito de fumar suele iniciarse y sostenerse en una profunda insatisfacción emocional. Sabemos que el cigarrillo genera con el tiempo una dependencia de tipo químico, por eso mismo hace falta una gran fortaleza emocional para dejarlo.


Los problemas son similares, no hay duda. Tampoco hay duda de que ambos problemas llevan potencialmente a la muerte. Pero las soluciones también pueden ser similares. Desde muchas asociaciones para la prevención del suicidio, entre ellas Hablemos de Suicidio ONG, pudimos comprobar que la fortaleza emocional necesaria para luchar contra el pensamiento suicida persistente se consigue construyendo redes de apoyo. De ahí la efectividad de los grupos de ayuda mutua que también resultaron efectivos frente a adicciones.


Por eso, para este 31 de Mayo, todos, pero especialmente los fumadores, tomemos conciencia de que fumar es una forma de suicidarse lentamente y de la importancia de buscar ayuda y formar redes para dejar ese hábito tan dañino.

 

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