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Día del Superviviente de un Suicidio

Actualizado: 18 nov 2023


Día del Superviviente de un Suicidio

El tercer sábado de cada mes de noviembre conmemoramos el día del superviviente con el objeto de darle voz a tantas personas que lloran la pérdida de sus seres queridos a causa de suicidio en completo silencio y concientizar a la población sobre la necesidad de brindar escucha a estas personas que además del dolor que implica perder a un ser querido a causa de suicidio y no pueden compartir lo que les pasa o lo que sienten al respecto.


El suicidio es un tema tabú. Hemos crecido con un mandato social que nos dice “de eso no se habla”. Y mucho menos cuando quien ha muerto a causa de suicidio es un familiar o un amigo cercano. Al natural dolor que implica toda pérdida se le suma el desconcierto por una muerte percibida como contraria a la lógica; el desamparo, porque sabemos que fue él o ella quien tomó la decisión; la pérdida de la autoestima, por no haber sido suficientes para justificar su vida; y la culpa, que nos persigue implacable en los pensamientos de “y si hubiera…” o bien, “y si no hubiera…”.


Como si todas estas emociones propias del duelo por suicidio no fueran ya bastante, aún queda la mirada de los otros, y a veces también sus comentarios, que nos juzgan, o a nosotros nos parece que nos juzgan. Sea como fuera, sentimos que algo allá afuera nos dice: “no lo supiste cuidar”. Entonces nos replegamos, callamos, preferimos no hablar, seguimos adelante llevando nuestro sufrimiento a cuestas en absoluta soledad.


Solo alguien que haya pasado por lo mismo podría entendernos, podría ser capaz de poner a nuestro alcance su escucha y su corazón para compartir esos sentimientos que de tan atragantados nos intoxican. Y así, compartiendo experiencias, descubrimos que el suicidio de un ser querido no es tan raro, que es mucho más frecuente de lo que creíamos. Que, por más reñido con la lógica que parezca, es coherente a la vista de quien no encuentra alternativas. Que no nos abandonó, simplemente estaba tan sumido en su dolor que no pudo ver ni imaginar el nuestro. Que aún así somos valiosos. Que cuidarnos a nosotros y cuidar nuestra vida vale la pena. Solo ante esta escucha empática y contenedora podríamos llegar a confesar que en ocasiones también nosotros fuimos tentados por el suicidio. Y solo desde este acompañamiento podemos juntar fuerzas para seguir adelante.


Por todo esto, las personas que hemos perdido a un ser querido a causa de suicidio o nos vimos afectados de otro modo por el drama del suicidio tenemos que juntarnos. Si nosotros mismos no podemos comprendernos quien lo hará? Si no podemos brindarnos escucha, contención y acompañamiento unos a otros quién más podría hacerlo?


Es solo cuestión de dar el paso, de dejar el miedo o la vergüenza a un lado, de romper el silencio y contar con orgullo que pese a todo estamos vivos. No estamos solos en esto. Somos muchos, muchísimos, y todos necesitamos ayudarnos mutuamente.

 

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